El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ACNUDH) adoptó una resolución propuesta por el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) que condena las sanciones económicas contra Venezuela por parte de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y sus aliados.

El documento, presentado en la reunión del ACNUDH en Ginebra, Suiza, el viernes, instó a los Estados a abstenerse de imponer medidas coercitivas unilaterales (y) condenar la aplicación unilateral continua y la aplicación por parte de ciertas potencias de tales medidas como herramientas de política o presión económica, recordando a todos los estados que tales medidas impiden la plena realización del desarrollo económico y social de las naciones.

La resolución reconoce la posición de Venezuela: las sanciones económicas afectan desproporcionadamente a las clases pobres y más vulnerables, amenazando la realización de los derechos humanos.

En lugar de la aplicación de medidas coercitivas unilaterales, que son contrarias al derecho internacional, la resolución insta a los Estados a resolver sus diferencias mediante el diálogo y las relaciones pacíficas.

La semana pasada, Estados Unidos impuso una nueva ronda de sanciones contra Venezuela, esta vez contra la nueva criptomoneda lanzada por la República Bolivariana, conocida como Petro. Las sanciones se dirigen a todas las transacciones realizadas por una persona de los EE. UU. O en los EE. UU. Con cualquier moneda digital emitida por el gobierno venezolano.

Petro fue adoptado por el gobierno de Nicolás Maduro para eludir el bloqueo financiero que Estados Unidos y sus aliados han impuesto a Venezuela, limitando su capacidad para importar bienes.

El canciller venezolano, Jorge Arreaza, compartió la resolución y el voto a través de Twitter. Las naciones occidentales, incluidos Alemania, los Estados Unidos, el Reino Unido y España, fueron algunos de los que rechazaron la decisión.

El Consejo de Derechos Humanos, mientras tanto, dijo que las medidas amenazan la soberanía de los estados … con el objetivo de impedir que estos países ejerzan su derecho a decidir, por su propia voluntad, sus propios sistemas políticos, económicos y sociales.