El jefe Emilio Portero realizó un inventario de 6,000 kilos de marihuana en un depósito de la policía en Pilar, en la provincia de Buenos Aires, aproximadamente, faltaban 540 kilos, un poco más de media tonelada.
La policía se había apoderado de la marihuana en una redada de drogas dos años antes y la droga incautada había estado allí desde entonces.
Portero alertó a la Auditoría General de Asuntos Internos (AGAI) del Ministerio de Seguridad para que abriera una investigación sobre este delito “grave”.
Las autoridades a cargo del lugar negaron toda responsabilidad y le aseguraron a su jefe que la falta de marihuana, de nuevo, media tonelada, estaba siendo comida por las ratas.
Durante el fin de semana, el juez federal Adrián González Charvay citó a cuatro agentes de policía que trabajaban en la subdelegación de Investigaciones de Tráfico Ilícito de Drogas y Delincuencia Organizada para atestiguar sobre su conocimiento de la marihuana faltante.
AGAI aún no ha tomado medidas disciplinarias contra los funcionarios involucrados, a la espera de la publicación de informes de expertos y declaraciones de investigación.
Las fuentes le dijeron a Clarín que especialistas de la Universidad de Buenos Aires analizaron el caso y explicaron que no había forma de que las ratas pudieran confundir la marihuana con los alimentos; incluso si un grupo grande fuera a comer algo, ciertamente habría cadáveres de rata alineados en las pilas, tal vez en señal de advertencia.
Según otros especialistas, la marihuana puede perder hasta un 10 por ciento de su peso total debido a las fluctuaciones en la humedad, pero la media tonelada es un “alto porcentaje”.
Los investigadores judiciales investigarán el camino que tomó la marihuana entre el decomiso inicial y el asentamiento en el almacén, además de los que tenían acceso al edificio.